Según la luz que reciban las plantas, estas se adaptan, fortalecen su supervivencia, así como su reproducción. Según cómo se trabaja la luz, y su orientación podemos utilizarla como una herramienta útil que satisface las necesidades humanas. De esta forma, con un buen estudio de la entrada del espectro de la luz, podemos obtener cultivos y plantas de un tamaño, una cantidad concreta o una calidad u otra.
La cantidad de luz diaria que recibe un invernadero es de vital importancia para el proceso de fotosíntesis de las plantas. La relación de la luz y la temperatura favorecen al cultivo. Cada combinación luz-temperatura necesita un nivel concreto de CO2 para que se produzca la fotosíntesis de la manera más eficiente. Cada combinación luz-temperatura- CO2 requiere de un rango de agua, y así sucesivamente se asocian todos los factores involucrados en la producción.
Los invernaderos pueden controlar la entrada y distribución de la luz. La combinación de luz del día y luz artificial contribuye a mejorar el crecimiento de los cultivos, apoyándolo en la función de la fotosíntesis y reforzando a la acción de la luz del día o sustituyendo de forma total la incidencia de la luz diurna y convirtiéndose en única fuente de energía.